No es nuevo. El uso y aprovechamiento en general de las tecnologías de la información siempre ha tenido este debate. Quedan ya lejos los días en los que las empresas creían que dosificar las cuentas de correo electrónico mejoraba el control. O, qué me dicen del famoso debate sobre si el acceso a Internet de nuestros empleados los distrae o por el contrario mejora su productividad.
Todos ellos son debates antiguos, pasados de moda. Parecen superados aquellos firewalls en los que ibas a buscar una referencia de un catálogo y te salía una página de control de contenidos que te vetaba el acceso.
El aprovechamiento de las redes sociales es hoy en día el chivo expiatorio de los gendarmes de la censura empresarial.
Estos gendarmes desconocen, no sólo que nuestra competitividad, creatividad e innovación se catalizan y son directamente proporcionales a la velocidad de acceso a la información y a su uso y aprovechamiento, sino que, lo que es más grave, hacen caso omiso al lenguaje que hablan sus clientes.
Es evidente que estamos ante una nueva revolución en la sociedad. No hablamos de tecnología sino de lenguajes y culturas de uso. Alguno se imagina a un tendero en una tienda hablando en chino cuando su cliente en castellano le pide una barra de pan? Imaginen por un momento que fueran al supermercado y la cajera le hablara en idioma quijotesco de castellano antiguo.
Si queremos vender, entre otras cosas, debemos comunicarnos con el lenguaje de nuestro cliente. Algunos sectores lo han entendido. Otros se dedican a castrar sistemas, cerrar el Facebook, prohibir Twitters o lo que es más normal quitar Msn o Skype’s…
Por mi que sigan pagando facturas de móvil. Larga vida
Ayer estuve en la presentación que Oblong Industries hacía para un grupo reducido de unas 20 personas de la comunidad de antiguos alumnos del MIT en Barcelona.
Gracias a Ricard Huguet de invenio que me ha invitado a esta presentación, he podido caer en el hechizo fascinante de esta tecnología que fue usada en la película Minority Report.
Uno de sus creadores, John Underkoffler, nos ha hecho una muestra de lo que se puede hacer con esta nueva herramienta. Podéis ver sus explicaciones en este video de la CNN:
[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=sTZwb6WfEhw&hl=en]
Ciertamente, el ser humano tiene una capacidad de aprendizaje infinitamente mayor sobre un entorno físico que sobre un entorno virtual, por lo que esta interficie nos propone, no un modelo de realidad virtual sino un modelo de interacción con el entorno según un lenguaje de gestos físicos en las manos. Es decir, el tema no está en lo que podemos manejar sino en como interactuamos con nuestro entorno virtual. Me han sorprendido muchas cosas, entre ellas la de los estudios que les indican que esta manera genera muchas menos patologías ergonómicas que los tradicionales ratón-teclado, o que con sólo la definición de un lenguaje de signos estándar de unos 15-20 signos podemos hacer el 90% de las órdenes al sistema. Es curioso también el tema de que no todos los signos que hacemos con las manos son universales y que por tanto se requiere una simplificación de los gestos o los test de usabilidad que han hecho y que comenta muy bien en su post Ramón Sangüesa al que por cierto me he encontrado allí.
Pero efectivamente, también he encontrado algunas cosas no tan positivas. La principal es que ciertamente parece un producto que un largo “time to market” y que no está aprovechando intensamente las posibilidades de un modelo más de “open innovation”. En este caso, parece un desarrollo muy cerrado y que no ha previsto la interacción con desarrolladores orientados a la aplicación de mercado. Por ejemplo, pensar en cómo los sensores de la sala se adaptan al creciente uso de los ordenadores portátiles, la integración en los coches del sistema o los departamentos de I+D de las empresas de pantallas de televisión por ejemplo. Claramente hay muchas de las cosas que podrían ir más rápido y con desarrollos más soportados por una necesidad del mercado y una experiencia de uso. Parece que el desarrollo del proyecto se ha llevado demasiado desde un laboratorio de alta tecnología sin mucho lugar para aplicaciones a la vida real.
En todo caso, es una tecnología extraordinaria y alucinante. Les deseo la mejor de las suertes en su comercialización y en su launching en Europa y Barcelona. Suerte.
Con el nombre de "Innovación Abierta y Universidad: competitividad y desarrollo", se abre hoy, lunes 26 de Mayo, en el ámbito del 40 aniversario de la Universidad Politécnica de Valencia y con el soporte de LTCProject, el congreso internacional en el que se tratarán los aspectos de transferencia de conocimiento y modelos de innovación. (más info)
Innovación bipolar:
âEs un trastorno del estado de ánimo empresarial, que cuenta con perÃodos de depresión patológica. Algunos estudios han sugerido una relación correlativa entre la creatividad y la innovación bipolar. Con todo, la relación entre ambas todavÃa permanente incierta. Estos estudios muestran un incremento en la creatividad, con lo cual el individuo logra obtener ciertas metas y objetivos repetitivos (fases depresivas de crisis) que se alternan con temporadas de gran euforia (fases manÃacas de expansión).La empresa que padece innovación bipolar oscila entre la alegrÃa y la tristeza, de una manera mucho más marcada que las que no padecen. Algunos estudiosos apuntan también una relación correlativa entre la sensibilidad y la innovación bipolar. Con todo, la relación entre ambas todavÃa permanente incierta. (Sergio Dixit.)
Más excepticismo tengo que sobre la dudosa línea de calle (diagonal) que lleva desde la torre Agbar hasta el edificio "Imagina" o incluso hasta el cruce con Pere IV.
La sobreexplotación en este tramo acargo de la "divine gauche" de la arquitectura mundial, me genera ansiedad. Una concentración de propuestas en altura, cada una a la voluntad y semejanza de su divo progenitor, componen un conjunto caótico y destructurado lejos de construir un tejido urbano atractivo y acogedor.
Lo curioso es que tenemos grandes obras, como el excelente Hotel "Sky Barcleona" de Dominique Perrault. Un edificio sobrio, elegante y con una proporción y esbeltez deslumbrante. Aún así todos deslucen.
El otro lado de la diagonal tiene una dudosa línea de calle. Y lo preocupante es que en la ciudad no sé habla de ello (ni para bien ni para mal). De sobra es sabido que, lo que pasa al otro lado de "Les Glories" no suele interesar demasiado al burgués establishment del Eixample. Pero es que en la actualidad la ciudad se está jugando aquí.
Este verano comienza la faraónica obra de cobertura de la plaza de Les Glories. Supongo que para algunos esto dejará al desnudo un nuevo perfil de barcelona, cuyo paradigma es la torre Agbar y que para mí presenta serias dudas.
Hasta ahora, el edificio de Nouvel se alzaba solitario y protagonista. Hoy el futuro es diferente y numerosos edificios le roban el protagonismo y la vista en pocos metros.
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