Entre Sorolla y las putas, Señor Hereu, yo me quedo con Sorolla.
Y es que esta semana, hemos tenido la ocasión de ver como nuestra querida Barcelona era noticia en todos los medios por las desafortunadas fotos de unas prostitutas ejerciendo en el Mercado de la Boqueria en pleno espacio público mientras que la ciudad de Madrid era noticia por la excepcional exposición de Sorolla que culmina en el Museo del Prado y que ha significado el mayor éxito de público de las exposiciones temporales en la última década de la capital.
Hace tiempo que vengo siendo muy crítico con la inercia que está tomando la ciudad de Barcelona y que está acabando con su personalidad, su vida social, su caracter y su vocación de ciudad vanguardista y lider de tendencias. Muchos son los factores que están provocando esta muerte prematura de la ciudad, desde la falta de actividad y compromiso de la tradicional sociedad civil catalana hasta las constantes medidas absurdas de decoro promovidas por el ayuntamiento. La consecuencia: Barcelona no está ni de lejos entre las ciudades más interesantes del planeta (ni si quiera de Europa) por más que, por suerte para los que la queremos, sigue viviendo ampliamente de las rentas.
Y es que, uno que viaja, nota con profunda tristeza, como cualquier ciudad que se digna en Europa, tiene esa chispa que han apagado en Barcelona. El colmo del falso civismo ha llevado a un decoro absurdo que acaba, entre otras cosas con la vida en la calle (música en directo, cierre de terrazas y locales), y el conservadurismo en la que en otro tiempo fue puntera, gestión cultural provoca una mediocridad y grisería absoluta en la oferta cultural (museos, teatros, actividades, fiestas populares...)
Y en esto que, pese a que nuestro alcalde se empeña en regular el espacio social, cultural y público, se cierran las terrazas, se evita el ruido, y hasta el ir por la calle sin camiseta, aparecen estas pobres señoras, que por cierto no tienen culpa de nada, y se monta el escándalo. El Mercat de la Boquería (precioso por cierto) sale en todas las guías de Barcelona y es paso obligado de turistas y visitantes. En la Barcelona de la Lonely Planet poco importa si carterístas, prostitutas y turistas borrachos campan a sus anchas. Con una redada policial se arregla en lugar de poner en práctica una gestión seria y profesional que evite que estas cosas pasen y trate con respecto a los protagonistas que no son criminales sino víctimas en todo caso de un problema social.
Pero eso sí, la Barcelona Fashion se ha de hiperregular. Esta ciudad que ya no tiene casi aire y que ha perdido el tren de las mejores, necesita por favor un impulso. No podemos dejar morir una de las mejores personalidades del mundo simplemente porque no somos capaces de ser críticos.
El escándalo en prensa de esas fotos, confirma y prueba una vez más que hay que hacer menos escaparate y más acción. La envidia que sentía de ver como otras ciudades seducen con su personalidad y vida social queda corta con la profunda vergüenza que sufrí esta semana.
Por cierto, de lo de la incoporación de Telma ortíz al ayuntamiento, que también fue noticia, ni hablamos. Aunque, si su misión es la de proyectar la imagen de Barcelona en el extranjero, trabajo tiene con noticias como esta.
Tienes mucha razón, y qué paradoja la lista publicada por Forbes, que sitúa a nuestra ciudad como la tercera más feliz del mundo.
En el fondo estoy más en tu tesis que en la de la encuesta Forbes, no veo la Barcelona que a mí me gustaría...
Publicado por: Eva | 06 septiembre 2009 en 09:23 p.m.