Este sábado podíamos leer una interesante reflexión sobre las nuevas tendencias museísticas del mundo en Babelia, el suplemento de “El País”. Bajo el título “Hacia un museo global”, podemos encontrar en el artículo "Templos de arte y de ocio", algunas de las iniciativas y movimientos que están convirtiendo a los museos en algo más que espacios expositivos de una obra o de un conjunto de actividades vinculadas al arte.
Para entender este profundo proceso de cambio en la relación entre los museos y sus visitantes y entre los museos y la forma de presentar el arte es necesario mirar con un poco de perspectiva. El artículo de Babelia, desde mi punto de vista, sólo toca de refilón algunos de los aspectos claves que tendrán los museos del futuro e interpreta, desde una óptica únicamente multicanal y simplista, la presencia de los museos en la red. Más bien se centra en la importancia del museo como franquicia global y la interrelación entre la deslocalización de la marca, el espacio de arte y el espacio de ocio, aspectos, en mi opinión, que son simples signos externos y evidentes de que los museos están cambiando profundamente.
A la vista de este artículo y también, de algunas reflexiones interesantes sobre el último encuentro el pasado Martes 8 de julio, en Londres, entre Neil MacGregor, director del British Museum y Nicholas Serota, director de la Tate, que tuvo lugar en la London School of Economics para hablar de los museos del futuro, se me ocurren las reflexiones que expongo en este artículo.
Pero hagamos un breve (y sin duda poco exhaustivo, recuerden que no soy un profesional del tema) paseo por este camino de los museos:
Del museo como escenario urbano al museo como motor de transformación urbana:
Los museos en el último cuarto de siglo XX dejan de ser escaparates de arte para pasar a participar de la calle y después ser protagonistas. Así, por ejemplo, el Centro Pompidour de París y su mítica plaza, donde Renzo Piano y Richard Rogers habilitan una gran ágora que se convierte en espacio de creación artística y estimulación del barrio del Marais parisino, dejan paso a la mítica operación del Museo Guggenheim de Bilbao, donde el museo se nos muestra como el verdadero protagonista de la transformación urbanística y el posicionamiento entero de una ciudad. Nace de lleno el fenómeno del city marketing asociado a la gestión cultural en su sentido más moderno, si bien, referentes como Barcelona y los gloriosos noventa fueron ya los padres con iniciativas como las de la operación del MACBA para oxigenar el barrio del Raval y el CCCB como icono de las vanguardias de la ciudad. Ambos casos, también vinieron a cambiar las tendencias ideológicas y expositivas de los museos modernos.
En este sentido, la Tate Modern de Londres, da un paso más adelante y sitúa al espectador del museo como protagonista presencial con sus conocidas iniciativas en “The Turbine Hall”. El visitante pasa a ser parte activa de la obra e implicado con la instalación.
En este sentido, la Tate Modern de Londres, da un paso más adelante y sitúa al espectador del museo como protagonista presencial con sus conocidas iniciativas en “The Turbine Hall”. El visitante pasa a ser parte activa de la obra e implicado con la instalación.
Del museo Global al museo Social:
Este paso de transformación urbana se ha convertido, en los últimos años en un fenómeno de deslocalización de las grandes marcas del escenario mundial de museos. El pistoletazo de salida ya lo había dado hacía muchos años el museo Guggenheim de nuevo, y en los últimos tiempos, macro operaciones como la del Louvre en Abu Dhabi, el Pompidour de Metz y otros, demuestran que, en efecto, los museos pasan a ser marcas globales y afranquiciadas en las que, una mezcla de exaltación de la arquitectura, explosión de vanguardia y marketing urbano y, sobretodo, un complejo sistema vinculado al ocio y la cultura han catapultado a los grandes museos mundiales a la expansión global sobretodo focalizada en países emergentes.
La calidad de las propuestas artísticas en este último aspecto aún está por probar antes de convertir estos espacios en meros parques de atracciones de los promotores culturales, aunque, a la espera de ello, lo que está claro es que el poder de transformación de los museos como iconos urbanos está más fuerte que nunca.
Pero la cosa no queda aquí, esto es sólo el principio. El gran cambio en el futuro de los museos es el que consiste en pasar del museo como protagonista del hecho urbano, social y cultural… al hecho cultural, urbano y social como protagonista del museo. Un pequeño matiz pero que, si se dan cuenta, invierte totalmente los parámetros relacionales. Ya son muchos los museos que han entendido que el visitante y el espectador participa de la propia vida del museo, de sus obras, de su gestión y de su propia creación artística. Y también son muchos los ciudadanos que demandan un espacio creativo compartido con los verdaderos estimulantes de las iniciativas culturales: los museos.
Y esto, es a lo que me refería cuando decía que El País se queda en la epidermis. No es que los museos estén aumentando su presencia en la red y aprovechando los canales de Internet y las redes sociales para llegar a sus visitantes. No es esto. Es más bien lo contrario: El museo del futuro tiene que entender su relación con los ciudadanos desde un punto de vista acelerador, estimulador y conductor de la experiencia de uso del museo y las iniciativas culturales en torno a él.
Y digo esto porque, no sólo hemos de entender que nos enfrentamos a la aparición de nuevo usuario prosumidor (aquél que produce contenidos y los consume poniendo en práctica su creatividad y su capacidad de participar y reflexionar sobre el arte) sino que, también, el museo en la red se convierte en un hiperconector entre usuarios con intereses, gustos y sensibilidades comunes.
Dicho esto, creo que queda meridianamente claro que la presencia en de un museo en la red no es exclusivamente su participación en los social media, y su imagen de modernidad no es, únicamente la de convertirse en un museo 2.0. Eso quizá, también, forma parte del pasado.
Por tanto, el museo del futuro, no solo es el museo global, aquél que se expande por todo el territorio siendo motor de transformación cultural y urbana, siendo protagonista de la vida cotidiana de una ciudad, sino también el museo social, aquél que no sólo establece un diálogo con su visitante, con su obra y con la red sino también el que es capaz de transcender sobre la relación usuario-museo y articular un sistema social entre usuarios en torno al hecho cultural y artístico.
Afortunadamente, muchos ya lo han entendido así. Existen extraordinarios ejemplos por todo el mundo como el del Brooklyn Museum, el Moma, la Tate, etc y en nuestro país, entre los que destaca el Museu Picasso de Barcelona y el Museo del Prado entre otros.
Podéis ver un interesante resumen de la presencial de algunos museos en la red en esta presentación que el Museu Picasso de Barcelona tiene la gentileza de compartir con nosotros en su slide share:
La calidad de las propuestas artísticas en este último aspecto aún está por probar antes de convertir estos espacios en meros parques de atracciones de los promotores culturales, aunque, a la espera de ello, lo que está claro es que el poder de transformación de los museos como iconos urbanos está más fuerte que nunca.
Pero la cosa no queda aquí, esto es sólo el principio. El gran cambio en el futuro de los museos es el que consiste en pasar del museo como protagonista del hecho urbano, social y cultural… al hecho cultural, urbano y social como protagonista del museo. Un pequeño matiz pero que, si se dan cuenta, invierte totalmente los parámetros relacionales. Ya son muchos los museos que han entendido que el visitante y el espectador participa de la propia vida del museo, de sus obras, de su gestión y de su propia creación artística. Y también son muchos los ciudadanos que demandan un espacio creativo compartido con los verdaderos estimulantes de las iniciativas culturales: los museos.
Y esto, es a lo que me refería cuando decía que El País se queda en la epidermis. No es que los museos estén aumentando su presencia en la red y aprovechando los canales de Internet y las redes sociales para llegar a sus visitantes. No es esto. Es más bien lo contrario: El museo del futuro tiene que entender su relación con los ciudadanos desde un punto de vista acelerador, estimulador y conductor de la experiencia de uso del museo y las iniciativas culturales en torno a él.
Y digo esto porque, no sólo hemos de entender que nos enfrentamos a la aparición de nuevo usuario prosumidor (aquél que produce contenidos y los consume poniendo en práctica su creatividad y su capacidad de participar y reflexionar sobre el arte) sino que, también, el museo en la red se convierte en un hiperconector entre usuarios con intereses, gustos y sensibilidades comunes.
Dicho esto, creo que queda meridianamente claro que la presencia en de un museo en la red no es exclusivamente su participación en los social media, y su imagen de modernidad no es, únicamente la de convertirse en un museo 2.0. Eso quizá, también, forma parte del pasado.
Por tanto, el museo del futuro, no solo es el museo global, aquél que se expande por todo el territorio siendo motor de transformación cultural y urbana, siendo protagonista de la vida cotidiana de una ciudad, sino también el museo social, aquél que no sólo establece un diálogo con su visitante, con su obra y con la red sino también el que es capaz de transcender sobre la relación usuario-museo y articular un sistema social entre usuarios en torno al hecho cultural y artístico.
Afortunadamente, muchos ya lo han entendido así. Existen extraordinarios ejemplos por todo el mundo como el del Brooklyn Museum, el Moma, la Tate, etc y en nuestro país, entre los que destaca el Museu Picasso de Barcelona y el Museo del Prado entre otros.
Podéis ver un interesante resumen de la presencial de algunos museos en la red en esta presentación que el Museu Picasso de Barcelona tiene la gentileza de compartir con nosotros en su slide share:
Web 2.0 Museu Picasso Barcelona
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Estimado Sergio, totalmente de acuerdo con la visión del futuro de los museos y de su implicación social en el entorno. De hecho hemos de distinguir entre dos tipos de contenedores culturales fruto del postmodernismo que nos acecha en esta era de lo global por lo global.
Sin duda el modelo de franquicia que llevó a cabo el éxito de implantación del Guggenheim de Bilbao, tras la experiencia veneciana, ha sido replicado (y será replicado ad infinitum en los próximos años), como los del Louvre y Centro Pompidour. Una sola salvedad sobre el caso de Bilbao. Para esta ciudad el museo no solo significó la oportunidad para reinventar la ciudad y sus espacios ciudadanos, si no que también significó la posibilidad de trastocar el sentimiento bilbaíno en el entorno vasco, les devolvió el orgullo y un cierto sentimiento de que Bilbao se convertía en el eje del mivimiento cultural y cosmopolita vasco, frente a Donosti y Gasteiz.
Pero volviendo al eje central de tu discurso, sin duda el futuro de los contenedores culturales pasa por hacer un discurso social en ellos, que imbrique a la ciudadanía en su modelo de gestión y estrategia de "visibilidad", que no vivan de espaldas a su territorio (algunos buscan tan sólo incrementar el número de visitantes y de "amigos" enlazados en la estrategia de red que utilicen). Este modelo está condenado al fracaso a medio/largo plazo, ya que el futuro de los museos estará predeterminado por el diálogo que establezcan con su territorio de influencia y con los usuarios más activos (del tipo prosumidor) de su entorno. Lo otro son estrategias de marketing y comercialización (necesarias, pero impersonales). El futuro está en la implicación social con una personalidad clara y definida en el entorno.
Publicado por: Paco Luis Benítez | 13 julio 2009 en 12:06 p.m.
Por si os interesa, aquí en Citilab vamos liándola también al respecto. 2.0 es sólo red social online o diseño participativo? Tenemos ya un acuerdo con Tech Museum of Innovation para trabajar en estos temas. Si os interesa...
http://citilab.eu/irene_lapuente
Publicado por: Ramon Sangüesa | 23 febrero 2010 en 11:20 a.m.