Una de mis definiciones favoritas de “innovar”, y con la que me siento más identificado, es aquella que dice que innovar es “estar permanentemente fuera de la zona de confort”. Y es que, en las empresas nos hacemos cómodos. Tendemos a servir los productos, metodologías y proyectos que sabemos hacer. Nos conformamos con aplicar conocimientos anteriores y repetir una y otra vez las ideas que nos han ido bien anteriormente. De todos es conocido el típico ejemplo del comercial que vende el producto que domina, por más que el cliente se empeña pedir el contrario. Ah.. ¿no les suena? les pondré otro: ¿recuerdan aquella tienda de fotos que vendía carretes y papel de revelado? ¿Recuerdan aquello de: carrete de 24 o 36? no,no oiga.. yo lo que quiero es uan tarjeta SD de 1GB... ahora sí.. ¿no?
Por eso para mí, el proceso de internacionalizarse es interesante. Otros quizá lo ven más como una ampliación de cuota de mercado y por lo tanto, como un factor de desarrollo de negocio y crecimiento pero, en nuestro caso, lo veo más como un acto de salida de la zona de confort y, por eso, de mejorar día a día en nuestro posicionamiento como empresa que se adapta a las nuevas situaciones.
Mediante ese ejercicio nos acostumbramos a mejorar, a desarrollar nuevas capacidades o buscar otros caminos para no hacernos las mismas preguntas que los demás.
Entre tanta dificultad últimamente para distinguir propuestas de valor en esto que algunos siguen llamando mundo 2.0, nosotros intentamos dotar de soluciones creativas a nuestros clientes para acercarse de manera diferente a sus públicos de interés. Y para ello, es necesario plantearse constantemente dónde está la respuesta. Y la respuesta, por más que se empeñen algunos, no está en la comunicación 2.0, los canales corporativos, las herramientas sociales.
La respuesta está en:
- El usuario y sus motivaciones.
- En ser capaz de movilizar hacia el cambio en esta zona de confort donde se dan los grandes resultados.
Lo demás son manzanas, peras, melocotones y falsos profetas de la apocalipsis tecnológica…
En cink hemos articulado nuestra internacionalización en tres ejes:
- Estados Unidos: para ello somos parte del proyecto con el MIT de Global Growth for Entrepreneurs.
- Europa: Atacando las primeras referencias en Francia e Inglaterra y dos concursos para la Unión Europea en los que nos hemos puesto a trabajar.
- América Latina: Mercado potencial de habla hispana en el que para el último semestre del año tenemos preparada una batería de actividades.
Otra cosa no será, pero si algo me apasiona de este proyecto y en algo me dejo la energía cada día, es en inocular en el ADN de Cink de manera prioritaria las tres obligaciones que tiene una empresa: innovar, crecer e internacionalizarse.
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